MEXICO. D.F. Cuando Diego Torres pisó el escenario del monumental Auditorio Nacional , los casi 9 mil asistentes, en su mayoría contemporáneos del artista, le otorgaron una larga ovación de pie antes de escuchar “Andando”, canción con la que inició su recital sobre una caminadora en movimiento y que da nombre a su más reciente disco.
Torres continuó con “A veces”, y acto seguido se dirigió a sus fans: “Buenas noches México, mi querido DF, estoy muy contento de estar aquí, son ustedes tan hospitalarios. Gracias por haberse bañado y ponerse bonitos”.
El público no perdió oportunidad para manifestarle a su artista favorito todo su cariño y admiración. Fue entonces cuando en un espacio de silencio comenzó a surgir en todo el llamado “Coloso de Reforma” el grito conjunto “¡Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego!”.
Previo al momento del “apapachamiento”, como él lo llamó, acompañado por siete músicos y dos coristas, el cantante interpretó “Dónde van” y “Por la escalera”, con letra del español Joaquín Sabina.
Vino entonces un popurrí de sus éxitos: “No lo soñé”, “Penélope” y “Sé que ya no volverás”, este fue uno de sus grandes temas de 1996 que el respetable coreó de principio a fin.
Tras relatar una anécdota en un hotel de México, presentó junto a un cuarteto de mariachis, sobre la mesa de una cantina y con su copa de tequila, la ranchera “Por ser como soy”, que definió como “un homenaje y un profundo agradecimiento para México”.
Dueño de un excelente sentido del humor, Diego Torres que terminó vestido con camisa blanca y un chaleco café, contó chistes, vaciló con los músicos y bailó con “Sueños”, pero también con “Tratar de estar mejor”.
Virginia "Vicky" Roa
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